Chispas en la hoguera

lunes, 3 de marzo de 2014

Capítulo 17 [Segunda Parte]: La carta de los Salvatores

Nota de la autora ~> ¡Buenas~! ^o^ Este capítulo es bastante corto porque es una 2ª parte del anterior, el siguiente será más largo. Tengo la sensación de que estoy intentando meter mucha información a la vez, ¿os perdéis? ¡Ah! Por cierto, como sé que hace mucho que subí la 1ª parte, os resumo un poco como estaban las cosas:
Gales está en el campamento con los rebeldes, en Regardezt. Kira fue allí, lo convenció de que se quedase y volvió al castillo. María y Scarlett estuvieron hablando en la habitación de Chelsea sobre el pasado de María y su posible futuro (el príncipe, su casamiento, etc). Sobre el conflicto Ozirian-Regardezt, os recuerdo que los Jinetes y Heline (sí, hace bastante que no salen, pero es que están...ocupados) arrasaron varias aldeas. Querían recolectar almas para que Norian recupere fuerzas y pueda salir del Inframundo. Cuánto más matan...más almas...más rápido recupera fuerzas. ¡Hasta aquí el resumen! Si os perdéis con algo o no entendéis cualquier cosa, preguntad por favor.
Pd: Hay dos nuevas encuestas en el lateral derecho~
 ¡Un beso y espero que disfrutéis de la lectura! 



Mientras tanto, en la sala de reuniones del Consejo Real, el rey Richard jugaba nervioso con los anillos de sus dedos. Siempre había sido un hombre robusto, pero elegante, con el porte de un rey en todos los sentidos. Aún con la constitución de un luchador, iba vestido con pulcritud e igualmente acicalado. Las hebras de grueso cabello azabache se hundían bajo el peso de la corona de plata.
A la hora acordada, el invitado que esperaba entró en la sala e hizo una reverencia.
Majestad.—dijo a modo de saludo.
El rey se levantó y los dos pares de ojos verde oliva se cruzaron en una guerra de miradas. Tras una cruenta lucha, el monarca perdió.
Vuelvo a repetirte que cuando estemos a solas me llames Padre, Dáranir.
El capitán negó con la cabeza y fue a ocupar un sitio alejado de la cabecera -el puesto que correspondía al rey- desde donde continuó taladrándolo con la mirada.
Sería muy informal por mi parte. Y no nos podemos permitir nada fuera del reglamento, ¿verdad, Majestad?
Richard frunció el entrecejo, no contento con su respuesta.
Cierto.—aseguró.
Vine tal y como me pedisteis, pero mi parecer no ha cambiado desde la última vez que nos vimos.
Oh.—murmuró el rey—Bueno, de todas formas, no es eso de lo que quería hablarte hoy, hijo.
Los hombros de Dáranir se tensaron al oír la palabra “hijo”.
¿Ah, no?
No. Como sabrás, durante estas últimas semanas ha habido varios ataques a las aldeas de nuestro reino. Se han encontrado yelmos y emblemas con la marca de Ozirian...
Dáranir asintió.
Sí, lo sé, una de mis Guardianas, Monger, estuvo al cargo de la misión de reconocimiento.
Pues bien—continuó Richard—sospecho que hay alguien detrás de esos ataques, pero no de Ozirian. Puede que sea alguien proveniente de allí, pero el rey Tulio no se lanzaría a una guerra abierta de una manera tan imprudente. Atesora demasiado la paz.
Nunca se atesora demasiado la paz, Alteza.—dijo el capitán—Aunque comparto vuestra opinión, yo tampoco pienso que haya sido obra de las autoridades de Ozirian.
El rey sonrió. Era una sonrisa cansada, de un hombre que llevaba un gran peso sobre sus hombros.
Empiezas a hablar como tu madre.—dijo con ternura.
Dáranir apartó la mirada.
Las leyes del Submundo establecían un determinado tipo de monarca por cada reino: en Arkiria y Narendil, solo podían reinar mujeres, mientras que en Ozirian y Regardezt, era derecho exclusivo de los hombres. El rey Richard se había casado con una princesa de Arkiria, hermana ilegítima de la actual reina Vitorea. Tras el casamiento de cualquier monarca en los Cuatro Reinos, el cónyuge debía ser separado de la familia real, para que no pudiese intervenir en las decisiones que dicho monarca tomase. Y apenas se les permitía verse, a menos que fuese para concebir un heredero o heredera. Los hijos podían estar con sus madres o padres hasta cierta edad, donde se opinaba que estos podrían influir en las decisiones de los herederos.
Eran normas estrictas y claras. Solo había un rey o una reina. Con quienes se casan son tan solo herramientas para engendrar descendencia.
Como te iba diciendo, dudo que haya sido cosa de Tulio. No obstante, puede que el problema no sea nuestro posible rencor hacia ellos, sino al revés.—Dáranir apoyó los codos en la mesa y entrelazó las manos, dejando hablar al rey—La paciencia de Tulio es conocida por su inexistencia. Al contrario que su orgullo. No tardará mucho en cansarse de estas continuas acusaciones. Le presta demasiada atención a las habladurías y muy poca a las evidencias.
Dáranir tosió. Quería que fuese al grano.
He estado pensado en todos los posibles culpables y he descartado a cualquiera de los Cuatro Reinos, al menos por ahora. Arkiria siempre ha gozado de una fuerte alianza con nosotros y Narendil no se arriesgaría a poner en peligro la parte humana del Muro. Tampoco ha habido ningún motín entre el ejército.
Ni en la Guardia.—apuntó Dáranir.
Sí. Y eso nos deja con un único culpable: los rebeldes.
Las cejas del capitán se alzaron con desconcierto.
Con todos mis respetos, Señor, esos pequeños grupos tan solo actúan de vez en cuando para liberar a presos, cometer pequeños robos o intentar cruzar el Muro.
Sí, también algunos sabotajes, pero nunca han derramado sangre. 
Richard lo miró descontento con su disconformidad.
El que nunca lo hayan hecho no significa que no lo pudiesen hacer.
Ni tampoco que lo vayan a hacer.—volvió a contraatacar Dáranir.
¿Pero de qué lado estás?
El semblante del capitán de la Casa Gris se mantuvo sereno.
Del que siempre he estado, Majestad: el de la justicia.
Apuesto a que te gustaría verme destronado por esos insubordinados...—el rey suspiró, dándole la espalda sin esperar una respuesta.
Dáranir dio por finalizada la conversación. Se quedó en silencio, observando la ancha espalda del hombre que tenía enfrente. Nunca le había sido fácil hablar con su padre y solo había accedido a reunirse con él por las insistencias de Chelsea.
Puedes irte.—dijo de pronto el rey Richard—Tus Guardianes lo han hecho bien hasta ahora, debes sentirte orgulloso.
El repentino cambio de tema dejó confuso a Dáranir durante unos segundos, pero respondió con rapidez.
Lo estoy.—dijo con un evidente tono afectuoso hacia su equipo.
Echarás de menos esto, Dáranir...cuando os vayáis, lo echarás de menos. El reino, el castillo, las gentes...al fin y al cabo, es tu hogar.
Soy Capitán de la Casa Gris en Ozirian, al servicio del rey Tulio. Voy a casarme con la princesa Nirelia y asumir el trono cuando el rey muera si no engendra ningún hijo varón.—dijo fríamente, levantándose—Ahora tengo un nuevo hogar.
Las secas palabras de su hijo hirieron el corazón del rey, quien no dejó que se mostrase su debilidad y siguió de espaldas, mirando por la ventana y escuchando como la puerta se cerraba tras él.


***

Kira estaba sentado en uno de los bancos de entrenamiento, justo donde antes estaba otro banco que había sido quemado por Scarlett un par de semanas atrás. Silbaba una melodía alegre mientras jugueteaba con un sobre en sus manos. A una distancia prudencial se encontraba Julian, claramente exasperado por tener que esperar a solas con el híbrido.
¿Quieres callarte de una vez?—gruñó el Elementar evitando mirarlo.
La melodía cesó al instante y Julian no pudo evitar echarle un vistazo de reojo. Kira sonreía, pacífico, como si nunca hubiese roto un plato.
¿Qué...demonios...tramas?
Kira empezó a jugar con el cinto de su gabardina y cortó el contacto visual.
No soy tu enemigo, ¿sabes?—dijo de repente. Ante la risa incrédula de Julian, continuó—Pero podría serlo...
Un escalofrío le recorrió la columna vertebral al Elementar. No tanto por las palabras, sino por la voz amigable con la que las decía. Aún así, más que asustarlo, lo enfadaba.
Muérete. No sé que está maquinando esa mente diabólica tuya, pero algún día acabarás donde mereces. A todo ladrón le llega su juicio.
Kira alzó las cejas y su sonrisa cambió de amable a descarada.
¿Temes que te robe...algo? ¿O...?
En ese preciso momento, cortando la pregunta inacabada, aparecieron Scarlett y María.
¡Por fin!—bufó Julian.
María lo ignoró por completo y fue corriendo hacia Kira para preguntarle por las noticias. Scarlett se acercó a Julian.
Sentimos haber tardado tanto, estuvimos hablando.
La sonrisa con la que lo dijo mientras miraba a la muchacha rubia le dio a entender a Julian que habían hecho las paces. Julian miró a Scarlett, luego a María y su expresión se suavizó.
Me alegro.—la respuesta fue escueta, pero Scarlett sabía que lo decía de corazón.
¡Ohhhh madre mía! ¡Esto se pone interesante!
El grito eufórico de María hizo que ambos se acercaran y Julian le arrebató el sobre de las manos.
¡Eh!
Cállate y déjame verlo.
¡No acabé de leerlo!
Scarlett puso los ojos en blanco y les quitó el sobre por lo que no les quedó más remedio que callarse los dos y dejar que ella lo leyese en alto. La carta dentro en su interior decía:
Estimados futuros Guardianes Julian DuFrain, María Geneviev y Scarlett Chevalier:


Tras haber hablado largo y tendido con vuestro capitán Dáranir Ahelod, cada uno de nosotros expresando nuestro favoritismo por uno de vosotros, hemos llegado a la conclusión de que no podemos ofreceros información o ventajas como un grupo. A pesar de que hayáis actuado como tal en la primera prueba, no será exactamente igual en las siguientes. Por esto, siempre escondidos tras el anonimato, le encomendamos a tres miembros de vuestra Casa un Guardián distinto. Vuestro capitán será quien otorgue las comodidades de sus Salvatores a María Geneviev. Chelsea Monger, la segunda al mando, le dará la información a la Elementar del Fuego. Y vuestro sirviente, quien es de confianza para tal tarea según el capitán Ahelod, será el encargado del Elementar del Viento.
Independientemente de las preferencias individuales, hemos llegado al acuerdo de daros ciertas cosas por adelantado sobre la segunda prueba. Esto se debe a que será en equipos y tenemos la certeza de que querréis estar juntos en esto, como miembros de una misma Casa que sois. Los equipos, sin embargo, no estarán formados del mismo modo que en la primera prueba. El número de sus componentes será reducido a dos. La elección de con quién ir depende de vosotros. También os informamos de que cada prueba tiene lugar en un terreno diferente. La primera fue en la arena, la segunda será en el agua y la tercera en la roca. Os darán instrucciones específicas el día del evento, no obstante, os adelantamos que se basará en obtener un trofeo y llegar a la meta.
Por supuesto, nuestra ayuda no solo se basa en manteneros informados. Para saber de qué privilegios dispondréis, dirigíos a los tres candidatos que dijimos anteriormente.
Una última cosa: recordad que los colmillos tienen veneno, pero esta no es la prueba mortal.

Scarlett levantó los ojos de la carta entre confusa y emocionada. Entonces, cada uno reaccionó de manera muy distinta: María salió corriendo sin previo aviso en busca de Dáranir, Julian empezó a sacudir a Kira por los hombros amenazándolo con matarlo si amañaba su prueba y Scarlett se quedó allí en medio, quieta, y releyó la última línea de la carta.

Los colmillos tienen veneno. Los colmillos...¿de qué?