Nota de la autora ~> ¡Buenas~! ^o^ Este capítulo es bastante corto porque es una 2ª parte del anterior, el siguiente será más largo. Tengo la sensación de que estoy intentando meter mucha información a la vez, ¿os perdéis? ¡Ah! Por cierto, como sé que hace mucho que subí la 1ª parte, os resumo un poco como estaban las cosas:
Gales está en el campamento con los rebeldes, en Regardezt. Kira fue allí, lo convenció de que se quedase y volvió al castillo. María y Scarlett estuvieron hablando en la habitación de Chelsea sobre el pasado de María y su posible futuro (el príncipe, su casamiento, etc). Sobre el conflicto Ozirian-Regardezt, os recuerdo que los Jinetes y Heline (sí, hace bastante que no salen, pero es que están...ocupados) arrasaron varias aldeas. Querían recolectar almas para que Norian recupere fuerzas y pueda salir del Inframundo. Cuánto más matan...más almas...más rápido recupera fuerzas. ¡Hasta aquí el resumen! Si os perdéis con algo o no entendéis cualquier cosa, preguntad por favor.
Pd: Hay dos nuevas encuestas en el lateral derecho~
Pd: Hay dos nuevas encuestas en el lateral derecho~
¡Un beso y espero que disfrutéis de la lectura!
Mientras
tanto, en la sala de reuniones del Consejo Real, el rey Richard
jugaba nervioso con los anillos de sus dedos. Siempre había sido un
hombre robusto, pero elegante, con el porte de un rey en todos los
sentidos. Aún con la constitución de un luchador, iba vestido con
pulcritud e igualmente acicalado. Las hebras de grueso cabello
azabache se hundían bajo el peso de la corona de plata.
A
la hora acordada, el invitado que esperaba entró en la sala e hizo
una reverencia.
—Majestad.—dijo
a modo de saludo.
El
rey se levantó y los dos pares de ojos verde oliva se cruzaron en
una guerra de miradas. Tras una cruenta lucha, el monarca perdió.
—Vuelvo
a repetirte que cuando estemos a solas me llames Padre, Dáranir.
El
capitán negó con la cabeza y fue a ocupar un sitio alejado de la
cabecera -el puesto que correspondía al rey- desde donde continuó
taladrándolo con la mirada.
—Sería
muy informal por mi parte. Y no nos podemos permitir nada fuera del
reglamento, ¿verdad, Majestad?
Richard
frunció el entrecejo, no contento con su respuesta.
—Cierto.—aseguró.
—Vine
tal y como me pedisteis, pero mi parecer no ha cambiado desde la
última vez que nos vimos.
—Oh.—murmuró
el rey—Bueno, de todas formas, no es eso de lo que quería hablarte
hoy, hijo.
Los
hombros de Dáranir se tensaron al oír la palabra “hijo”.
—¿Ah,
no?
—No.
Como sabrás, durante estas últimas semanas ha habido varios ataques
a las aldeas de nuestro reino. Se han encontrado yelmos y emblemas
con la marca de Ozirian...
Dáranir
asintió.
—Sí,
lo sé, una de mis Guardianas, Monger, estuvo al cargo de la misión
de reconocimiento.
—Pues
bien—continuó Richard—sospecho que hay alguien detrás de esos
ataques, pero no de Ozirian. Puede que sea alguien proveniente de
allí, pero el rey Tulio no se lanzaría a una guerra abierta de una
manera tan imprudente. Atesora demasiado la paz.
—Nunca
se atesora demasiado la paz, Alteza.—dijo el capitán—Aunque
comparto vuestra opinión, yo tampoco pienso que haya sido obra de
las autoridades de Ozirian.
El
rey sonrió. Era una sonrisa cansada, de un hombre que llevaba un
gran peso sobre sus hombros.
—Empiezas
a hablar como tu madre.—dijo con ternura.
Dáranir
apartó la mirada.
Las
leyes del Submundo establecían un determinado tipo de monarca por
cada reino: en Arkiria y Narendil, solo podían reinar mujeres,
mientras que en Ozirian y Regardezt, era derecho exclusivo de los
hombres. El rey Richard se había casado con una princesa de Arkiria,
hermana ilegítima de la actual reina Vitorea. Tras el casamiento de
cualquier monarca en los Cuatro Reinos, el cónyuge debía ser
separado de la familia real, para que no pudiese intervenir en las
decisiones que dicho monarca tomase. Y apenas se les permitía verse,
a menos que fuese para concebir un heredero o heredera. Los hijos
podían estar con sus madres o padres hasta cierta edad, donde se
opinaba que estos podrían influir en las decisiones de los
herederos.
Eran
normas estrictas y claras. Solo había un rey o una reina. Con quienes se casan son tan solo herramientas para engendrar descendencia.
—Como
te iba diciendo, dudo que haya sido cosa de Tulio. No obstante, puede
que el problema no sea nuestro posible rencor hacia ellos, sino al
revés.—Dáranir apoyó los codos en la mesa y entrelazó las
manos, dejando hablar al rey—La paciencia de Tulio es conocida por
su inexistencia. Al contrario que su orgullo. No tardará mucho en
cansarse de estas continuas acusaciones. Le presta demasiada atención
a las habladurías y muy poca a las evidencias.
Dáranir
tosió. Quería que fuese al grano.
—He
estado pensado en todos los posibles culpables y he descartado a
cualquiera de los Cuatro Reinos, al menos por ahora. Arkiria siempre
ha gozado de una fuerte alianza con nosotros y Narendil no se
arriesgaría a poner en peligro la parte humana del Muro. Tampoco ha
habido ningún motín entre el ejército.
—Ni
en la Guardia.—apuntó Dáranir.
—Sí.
Y eso nos deja con un único culpable: los rebeldes.
Las
cejas del capitán se alzaron con desconcierto.
—Con
todos mis respetos, Señor, esos pequeños grupos tan solo actúan de
vez en cuando para liberar a presos, cometer pequeños robos o
intentar cruzar el Muro.
Sí, también algunos sabotajes, pero nunca han derramado sangre.
Sí, también algunos sabotajes, pero nunca han derramado sangre.
Richard
lo miró descontento con su disconformidad.
—El
que nunca lo hayan hecho no significa que no lo pudiesen hacer.
—¿Pero
de qué lado estás?
El
semblante del capitán de la Casa Gris se mantuvo sereno.
—Del
que siempre he estado, Majestad: el de la justicia.
—Apuesto
a que te gustaría verme destronado por esos insubordinados...—el
rey suspiró, dándole la espalda sin esperar una respuesta.
Dáranir
dio por finalizada la conversación. Se quedó en silencio,
observando la ancha espalda del hombre que tenía enfrente. Nunca le
había sido fácil hablar con su padre y solo había accedido a
reunirse con él por las insistencias de Chelsea.
—Puedes
irte.—dijo de pronto el rey Richard—Tus Guardianes lo han hecho
bien hasta ahora, debes sentirte orgulloso.
El
repentino cambio de tema dejó confuso a Dáranir durante unos
segundos, pero respondió con rapidez.
—Lo
estoy.—dijo con un evidente tono afectuoso hacia su equipo.
—Echarás
de menos esto, Dáranir...cuando os vayáis, lo echarás de menos. El
reino, el castillo, las gentes...al fin y al cabo, es tu hogar.
—Soy
Capitán de la Casa Gris en Ozirian, al servicio del rey Tulio. Voy a
casarme con la princesa Nirelia y asumir el trono cuando el rey muera
si no engendra ningún hijo varón.—dijo fríamente,
levantándose—Ahora tengo un nuevo hogar.
Las
secas palabras de su hijo hirieron el corazón del rey, quien no dejó
que se mostrase su debilidad y siguió de espaldas, mirando por la
ventana y escuchando como la puerta se cerraba tras él.
***
Kira
estaba sentado en uno de los bancos de entrenamiento, justo donde
antes estaba otro banco que había sido quemado por Scarlett un par
de semanas atrás. Silbaba una melodía alegre mientras jugueteaba
con un sobre en sus manos. A una distancia prudencial se encontraba
Julian, claramente exasperado por tener que esperar a solas con el
híbrido.
—¿Quieres
callarte de una vez?—gruñó el Elementar evitando mirarlo.
La
melodía cesó al instante y Julian no pudo evitar echarle un vistazo
de reojo. Kira sonreía, pacífico, como si nunca hubiese roto un
plato.
—¿Qué...demonios...tramas?
Kira
empezó a jugar con el cinto de su gabardina y cortó el contacto
visual.
—No
soy tu enemigo, ¿sabes?—dijo de repente. Ante la risa incrédula
de Julian, continuó—Pero podría serlo...
Un
escalofrío le recorrió la columna vertebral al Elementar. No tanto
por las palabras, sino por la voz amigable con la que las decía. Aún
así, más que asustarlo, lo enfadaba.
—Muérete.
No sé que está maquinando esa mente diabólica tuya, pero algún
día acabarás donde mereces. A todo ladrón le llega su juicio.
Kira
alzó las cejas y su sonrisa cambió de amable a descarada.
—¿Temes
que te robe...algo? ¿O...?
En
ese preciso momento, cortando la pregunta inacabada, aparecieron
Scarlett y María.
—¡Por
fin!—bufó Julian.
María
lo ignoró por completo y fue corriendo hacia Kira para preguntarle
por las noticias. Scarlett se acercó a Julian.
—Sentimos
haber tardado tanto, estuvimos hablando.
La
sonrisa con la que lo dijo mientras miraba a la muchacha rubia le dio
a entender a Julian que habían hecho las paces. Julian miró a
Scarlett, luego a María y su expresión se suavizó.
—Me
alegro.—la respuesta fue escueta, pero Scarlett sabía que lo decía
de corazón.
—¡Ohhhh
madre mía! ¡Esto se pone interesante!
El
grito eufórico de María hizo que ambos se acercaran y Julian le
arrebató el sobre de las manos.
—¡Eh!
—Cállate
y déjame verlo.
—¡No
acabé de leerlo!
Scarlett
puso los ojos en blanco y les quitó el sobre por lo que no les quedó
más remedio que callarse los dos y dejar que ella lo leyese en alto.
La carta dentro en su interior decía:
Estimados
futuros Guardianes Julian DuFrain, María Geneviev y Scarlett
Chevalier:
Tras
haber hablado largo y tendido con vuestro capitán Dáranir Ahelod,
cada uno de nosotros expresando nuestro favoritismo por uno de
vosotros, hemos llegado a la conclusión de que no podemos ofreceros
información o ventajas como un grupo. A pesar de que hayáis actuado
como tal en la primera prueba, no será exactamente igual en las
siguientes. Por esto, siempre escondidos tras el anonimato, le
encomendamos a tres miembros de vuestra Casa un Guardián distinto.
Vuestro capitán será quien otorgue las comodidades de sus
Salvatores a María Geneviev. Chelsea Monger, la segunda al mando, le
dará la información a la Elementar del Fuego. Y vuestro sirviente,
quien es de confianza para tal tarea según el capitán Ahelod, será
el encargado del Elementar del Viento.
Independientemente
de las preferencias individuales, hemos llegado al acuerdo de daros
ciertas cosas por adelantado sobre la segunda prueba. Esto se debe a
que será en equipos y tenemos la certeza de que querréis estar
juntos en esto, como miembros de una misma Casa que sois. Los
equipos, sin embargo, no estarán formados del mismo modo que en la
primera prueba. El número de sus componentes será reducido a dos.
La elección de con quién ir depende de vosotros. También os
informamos de que cada prueba tiene lugar en un terreno diferente. La
primera fue en la arena, la segunda será en el agua y la tercera en
la roca. Os darán instrucciones específicas el día del evento, no
obstante, os adelantamos que se basará en obtener un trofeo y llegar
a la meta.
Por
supuesto, nuestra ayuda no solo se basa en manteneros informados.
Para saber de qué privilegios dispondréis, dirigíos a los tres
candidatos que dijimos anteriormente.
Una
última cosa: recordad que los colmillos tienen veneno, pero esta no
es la prueba mortal.
Scarlett
levantó los ojos de la carta entre confusa y emocionada. Entonces,
cada uno reaccionó de manera muy distinta: María salió corriendo
sin previo aviso en busca de Dáranir, Julian empezó a sacudir a
Kira por los hombros amenazándolo con matarlo si amañaba su prueba
y Scarlett se quedó allí en medio, quieta, y releyó la última
línea de la carta.
—Los
colmillos tienen veneno. Los colmillos...¿de qué?