Nota de autora ~> Para los que no lo sepan, he cambiado el apellido de Kira (que antes era Mccarty) a Madness. Otra cosa sobre este capítulo es que está escrito en presente. Fue sin querer, es que estoy leyendo Los Juegos del Hambre (¡Lo súper recomiendo!) y como está en presente se me pegó...¿pero lo preferís así? ¿Cómo queréis los capítulos? ¿Presente o pasado? (Hasta ahora estuvieron en pasado)
¡Un beso y gracias por leerme! Gaby os adora *^*
Repentinamente, Julian le tira el libro a la cara, el cual Kira coge antes del impacto con una mano, sin tener que soltarse de Scarlett, pero sí llamando su atención.
¡Un beso y gracias por leerme! Gaby os adora *^*
Repentinamente, Julian le tira el libro a la cara, el cual Kira coge antes del impacto con una mano, sin tener que soltarse de Scarlett, pero sí llamando su atención.
—Se ha despertado—dice Julian en tono molesto.
—Brillante deducción—responde el híbrido frotándose las sienes. Está muy incómodo; no tiene el control de la situación; no sabe qué pasaba—Después de tu aporte de lucidez, ¿alguien me dice a dónde vamos y por qué la pelirroja parece empeñada en cortarme la circulación?
Scarlett profiere un gritito ahogado al darse la vuelta y verlo, sin embargo, para sorpresa del medio demonio, no suelta su mano, solo afloja un poco la presión.
Dáranir suspira y levanta la cabeza, que lleva apoyada sobre la mano, como si el peso de los acontecimientos fuera demasiada carga que soportar.
—Vamos camino al reino de Regardezt. Te desmayaste y Scarlett te encontró tirado en la hierba y te subimos entre todos al carruaje.—explica pacientemente.
—¡Ya he dicho que es mentira!—grita Julian excitado, haciendo un amago de levantarse.
—Silencio, Julian.—ordena el capitán de los Guardianes con voz serena.
Kira sopesa la posibilidad de reírse en la cara del Elementar, aunque seguro que traería consecuencias desagradables. Nota la diferencia de temperatura en las palmas de sus manos; una de ellas estaba fría y colgando del brazo y la otra cálida, agarrada por la muchacha de ojos verdes. Un acto impropio en ella, pero que no le desagrada en absoluto.
—Ahora escuchadme bien—dice Dáranir—Cuando entremos al reino, quiero que bajéis lo más deprisa que podáis y os metáis en el palacio. Iréis los tres juntos, un lacayo os guiará. Pase lo que pase, no os separéis y no dejéis a Kira solo.
Kira se revuelve en su sitio, más incómodo que antes, y arquea una ceja.
—Es conmovedor que quieras fomentar los lazos de nuestra amistad, pero no necesito niñera.
—¡No fingiré que esta criatura es un Guardián! ¡Es una deshonra, Dáranir!—escupe Julian, taladrando con la mirada al medio demonio.
—Calma July, se te subirá la tensión.
—¿Osas dirigirme la palabra, engendro...?
—¡BASTA!—zanja Dáranir, frunciendo casi sin que se notase el ceño—Comportaos como es debido. Scarlett, procura que no se maten por el camino.
Ella alza los ojos al cielo, como si fuera algo imposible, pero asiente y vuelve a mirar por la ventanilla, ausente.
Falta poco para llegar y las calles están llenas de gente trabajando ya desde bien temprano en sus oficios o de niños jugando o yendo a la escuela. La ciudad rebosa vida.
Por supuesto, todos son humanos.
Cuando el carro pasa por alguna tienda, la gente de dentro lo miran asombrados y se disponen a saludar con una efusividad abrumadora.
Kira mira a Scarlett, que, feliz, devolvuelve los saludos con su mejor sonrisa, disfrutando de verdad el momento, hasta que una chica pasa corriendo sin mirar por medio de la calle, directa al carruaje. Frenan en seco para intentar no darle, pero el choque es inevitable.
—¡No!—grita Scarlett, abriendo la puerta y saliendo a trompicones, arrastrando con ella a Kira.
Julian no pierde ni un segundo y baja tras ellos. Dáranir va a seguirlos, sin embargo, el lacayo se recompone y azota a los caballos, llevándoselo.
—¡Al palacio! ¡Nada de separarse! ¡Y NO PERDÁIS EL TIEM...!—es lo único que le da tiempo a gritar antes de que la puerta vuelva a cerrarse y con ella, se lleva sus órdenes y su voz.
Scarlett se agacha al lado de la chica que han atropellado, sin soltar a Kira de la mano.
—Os recuerdo que no tenemos tiempo para esto.—sisea Julian.
—¡Está herida!—protesta Scarlett.
La muchacha lleva una especie de manto marrón que la oculta casi por completo, a excepción de sus ojos, que brillan con un azul claro precioso.
—¿Estás bien...?
—Perfectamente—contesta una voz juvenil y firme. Se aparta la tela de la cara para dejar ver su rostro, mostrando una cara alargada de tez pálida, con el cabello negro y unas pocas y casi imperceptibles pecas sobre la nariz—¿Quiénes sois?
Scarlett va a contestar rápidamente, pero Julian se pone delante de ella, levantando las cejas, desconfiado.
—¿Por qué no nos dices tú primero quién eres?
Ya no los escucha. Scarlett sigue el rumbo de su mirada y da en el blanco, justo como piensa, está mirando fijamente a Kira, sin pestañear. Parece sorprendida y se sonroja cuando el híbrido le devolvuelve la mirada con un claro interés.
—Kira Madness.—susurra.
—¿Nos conocemos?—dice él agachándose un poco para que su cara quede a la altura de la de ella.
—¡Sí!—contesta, con demasiado ímpetu y al momento se arrepiente, poniendo un tono más serio y frío—Soy Anya Werajan.
—Me temo que no te recuerdo...
Anya da un paso hacia atrás, frunciendo el ceño, algo enfadada.
—¿Tienes la costumbre de olvidar a todas las chicas con las que te acuestas?—pregunta en tono hosco, cruzándose de brazos.—Y fue hace un año.
Las caras de Scarlett y Julian son un poema.
Kira suelta una carcajada.
—Tú y yo...¿nos acostamos?—se pasa una mano por la barbilla, como si de verdad intentara recordarlo—Preciosa, cuando eres alguien como yo es bastante difícil llevar la cuenta.
—¡P-pero si dijiste que amabas, idiota!—grita, ahora verdaderamente enfadada—¡Aunque eso fue antes de que desaparecieras y dejaras a todos los rebeldes, claro!
Y entonces Scarlett recuerda de pronto quién es esa chica.
Era la rebelde que capturaron en el Muro, junto con el elfo que le había escupido. ¿Cómo escapó?
Era fácil recordarlo: ella había desatado a Nadec, el elfo, pero el resto era un misterio.
Kira parece un poco más interesado ahora que se ha mencionado el tema de los rebeldes, aunque sigue intentando mantener a Anya a una distancia prudencial.
Julian tiene una expresión que tanto puede ser divertida como peligrosa y Scarlett lee su pensamiento al descubrir que tiene la intención de detener a la muchacha.
Con la mano que tiene libre, le coge la suya para detenerlo y el efecto es inmediato; Julian la mira, hace un amago de protestar y refunfuña callándose dándole un ligero apretón a la pelirroja.
Anya le lanza una mirada indescifrable y Scarlett se da cuenta de que tiene a Kira agarrado de una mano y a Julian de la otra. Su cara se convierte en un tomate en cinco segundos, pero procura con todas sus fuerzas ser fuerte y no soltarlos de inmediato. No solo por lo vergonzosa de la situación, si no porque aún continúa enfadada con el Elementar.
—Sentimos mucho el atropello...aunque si dices que estás bien, es mejor que nos vayamos.—dice con voz temblorosa, sonriendo como para disculparse. Si es una rebelde, no podrá contener a Julian mucho más.
Anya le devuelve la sonrisa aunque de repente se tambalea y cae al suelo desplomada. Scarlett suelta la mano de Julian y corre hacia ella, ayudándola a levantarse.
La chica está peor de lo que dijo; cojea y casi no puede andar sola.
Les explica que la casa de un amigo que la acogerá está cerca y que si la acompañan hasta allá estará muy agradecida. Scarlett acepta por los tres antes de que se les ocurra replicar y carga con Anya a un hombro.
A pesar de las miradas de amor-odio que le lanza de vez en cuando a Kira, Anya le parece una chica encantadora y entablan conversación sin problema. Pero a pesar de que Scarlett quiere evitar el tema de las rebeliones, la otra muchacha parece decidida a sacarlo a la luz.
—La verdad es que no sé muy bien cómo escapé...¡ni siquiera sé por qué me encerraron! Fue todo una injusticia, tantas muertes...agh, créeme, Pequitas, algún día seré yo misma la que le corte la cabeza a esos cuatro reyes—siempre que dice algo así, Julian se tensa y se dispone a comenzar a gritarle y seguramente, a llevársela presa, mas Scarlett de alguna forma consigue tranquilizarlo, aunque sabe que no será para siempre—Nosotros queremos liberar a nuestro propio pueblo de la esclavitud a la que la monarquía actual los tiene atados. No más Muro, no más leyes injustas, no más muertes sin sentido...¡Pero ni entre los nuestros estamos a salvo de traidores!
Y entonces es cuando la lanza una mirada asesina a Kira y al momento siguiente aparta la mirada, porque está demasiado sonrojada como para mantenerla. Para sorpresa de todos, en especial de Scarlett, Kira pasa de Anya, es más, la evita. En su mente, la pelirroja piensa que es un poco cruel alegrarse por ese detalle.
—Ya hemos llegado—anuncia Anya, señalando una pequeña casa de madera roja. Mira a Scarlett con una sonrisa de complicidad y ella es incapaz de no devolvérsela—¿Te importaría acompañarme adentro? Hay unas escaleras y no creo que pueda...
Scarlett asiente de inmediato ignorando las quejas de los chicos. Al principio rehusa a soltarse de Kira, pero poco a poco lo hace y entra con la chica de ojos azules en la casa.
No pasan del recibidor, un pasillo estrecho, sin alfombras ni cuadros, ni ventanas. Anya la mira con atención a los ojos y nota el nerviosismo de la chica.
—Tranquila, es que necesitaba hablar contigo a solas.
—Oh...de acuerdo. ¿Qué ocurre?—pregunta, aún no muy convencida. Sin embargo, la muchacha le cae bien y no puede evitar sentirse más segura.
Anya suspira y se sienta en el suelo, donde Scarlett la sigue.
—Es sobre Kira Madness.
—Ajá—susurrá Scarlett, animándola a continuar.
—No es algo fácil de contar. Bueno, ya has visto que...tuvimos...digamos, una relación...complicada. Es un mal chico—dicta, sin cortarse—Y no solo eso. Creo que ya lo sabes; Kira es un demonio. Ya sé que me dirás que no te importa, yo también lo dije en su día, pero no vale la pena; no por alguien como él. No sé que clase de relación tenéis ni lo lejos que habréis llegado, pero cuando estaba conmigo era un testarudo. Lamentablemente, hablo en el buen sentido. Las primeras veces que lo vi, no me interesaba, no quería tenerlo cerca, me parecía que un demonio era el enemigo, que nos entorpecería el camino a los rebeldes...aunque...sabe hacerse querer. Eso es algo que se le da demasiado bien. Solo tardó medio mes en ganarse mi total confianza, te prometo que llegué a pensar que era mi mejor amigo. Por supuesto, para Kira eso no era suficiente.
Scarlett agacha la cabeza, no muy segura de si quiere seguir escuchando.
—Estaba empeñado en que yo le viera como algo más, lo que no sabía es que yo sí que estaba enamorada. Obviamente, de él. Al final, después de mucho insistir por su parte y de mucho resistirme por la mía, acabé cediendo, le dije que tenía razón, que todas las veces que me decía “Me quieres” estaba en lo cierto. Pasaré de contarte lo que ocurrió esa noche, creo que será lo mejor para ambas—Anya me dirigió una sonrisa triste y sopló a un mechón de pelo que se le ponía encima de los ojos. Hasta su pelo se rebelaba—Lo que sí te diré es lo que pasó cuando desperté. A mi lado no había nadie. Lo busqué por todas partes hasta encontrarlo. Kira se marchaba. Ni se había dignado a despedirse. Como vio que lo había atrapado, se acercó a mí y me dijo lo que quería oír desde hacía tanto tiempo. “Te quiero, Anya” Luego se marchó y no volví a verlo hasta hoy. Semanas después me enteré de que todo el mundo me miraba con esa odiosa compasión, de que comentaban que Madness había destrozado otro corazón y que seguramente ya se lo habría llevado consigo al marchar.
—Qué poético...—dijo Scarlett, incómoda.—Me refiero a lo del corazón...es un tanto raro...
—De poético nada. Literal. Investigué un poco, preguntando por doquier y todos me venían con la misma historia: El demonio busca jóvenes, las seduce y cuando estas caen en sus redes...les arranca el corazón. Claro que esto último nunca pude comprobarlo, lo que sí sé es que muchos demonios antes lo hacían, el corazón es como una delicia para ellos...yo solo sabía que seguía teniendo el mío latiendo en el pecho, por suerte. Lo que quiero decirte con todo esto es que tengas mucho cuidado. Sé que parece bueno, sé que parece que nunca te haría daño, pero...piensa que fue así con todas.
—Kira no me mentiría.—dice Scarlett, poniéndose en pie.
—Claro que no...—bufa Anya con ironía—¿A caso siempre te ha dicho la verdad?
Scarlett no puede responder que sí a esa pregunta. Aprieta los puños.
—Recuerda esto, Pequitas: si quieres jugar con el medio demonio, el que se enamore primero, el que diga primero “Te quiero”...pierde—suspira la rebelde.—Incluso puede que te mate, no sería la primera vez que lo veo hacerlo. Chicas que están demasiado obsesionadas con él...lo molestan y...adiós. Quizá sea verdad lo de los corazones. Yo me lo creería.
—¿Has terminado?—pregunta Scarlett, cruzándose de brazos. No puede evitar sentir simpatía por Anya, le cae bien, pero no soporta que insulte de aquella manera a Kira.
La chica de ojos azules sonríe, rindiéndose y asiente.
—Mi lealtad hacia él también era igual que la tuya. Eres interesante, espero que no acabes muy mal por su culpa. No serías la primera ni la última.
—No terminaré como tú—le dice Scarlett—Porque es mi amigo.
—Tu amigo...ugh, eres del peor tipo, Pequitas...
—¿Peor tipo?
Anya abre la puerta lentamente, lo que la pierna herida le permite avanzar.
—Sí. Eres de las que no se dan cuenta de que están...—compone una sonrisa engimática y la echa fuera, sin más.
Scarlett se queda allí plantada, atónita y confusa, mientras observa la puerta cerrada delante de sus narices. No puede evitar al girarse mirar a Kira con cierto reproche. A pesar de todo, lo vuelve a coger de la mano.
Kira la mira arqueando una ceja y se suelta, para ser él quien la agarra a ella.
—Te está absolutamente permitido tocarme todo lo que quieras, pero me gustaría saber por qué llevas todo el día sin soltarme. Es extraño viniendo de ti.—comenta, sonriéndole con la boca, aunque en sus ojos de un azul eléctrico y oscuro hay un brillo misterioso.
En ese momento, Julian le da un tortazo en la mano para que suelte a Scarlett y se interpone entre ambos, colocándose en el medio con cara amenazadora.
Scarlett frunce el ceño y aparta a Julian a un lado, sabiendo que lo mejor es que esté ella en el medio de los dos, porque nota las chispas que destila el ambiente.
—Será porque no quiere que nos muestres tu verdadera cara, monstruo—gruñe el Elementar taladrándole con la mirada.
Scarlett ve la alerta en el rostro de Kira. Nadie ha sacado el tema hasta el momento, mas sabe que en algún momento tendrían que explicarle que había sucedido esa noche.
Suspira y se lo cuenta todo, despacio, procurando que Julian no empiece una pelea y que Kira mantenga la calma.
Le dice que la noche anterior por algún motivo se había empezado a transformar. Ella estaba durmiendo en el carruaje cuando escuchó gritos y salió, encontrándoselos en medio de una pelea. Corrió a decirles que se callaran de una vez porque iban a despertar a María y vio la cara de terror de Julian. Supo al instante que algo iba mal y rodeó a Kira con los brazos para apartarlo y que no cometiera un gran error. Justo como ella pensaba, vio al híbrido a mitad de su transformación. Aunque después del contacto con Scarlett volvió a tener el aspecto humano de siempre; fue sorprendente, pasó de repente.
—Llevas todo el día a mi lado para...¿para que no matara a Julian?—pregunta Kira, atónito, frotándose la sien. No recuerda nada—Bien, ahora todo cobra sentido.
—¿No pensarías que ella iba a tocarte por otro motivo, no, híbrido?—sisea Julian con sorna.—Un medio demonio, cómo no. ¡Si no fuera por Dáranir ya estarías muerto! Yo en persona me encargaría.
Scarlett espera oír un comentario irónico por parte de Kira, pero se le queda la boca abierta al ver como gira la cabeza hacia un lado para ocultar el gesto de dolor que ha aparecido en su rostro.
Inmediatamente un instinto hace que quiera decirle que es mentira, que ella lo hacía por protegerlo a él, que no quería que nadie lo viera, ¡quería protegerlo! Pero las palabras no salen de su boca. Se queda callada, mordiéndose los labios.
—Quédate tranquila, pelirroja, no voy a cargarme a tu Elementar. Sería demasiado trágico. Quizá me vaya por ahí un rato a secuestrar niños o a robar a las ancianitas, no sé. Las dos opciones son muy tentadoras—y ahí llega el comentario cargado de sarcasmo.
—Kira, no solo lo hice por eso, tú sabes que...
—Sí, sí, ya sé todo, me ha quedado bien claro. Con tu permiso, me retiro. Por cierto, July, aún me debes una...—comenta con una sonrisa de oreja a oreja que hace que a ambos Guardianes se les pongan los pelos de punta.
Julian monta en cólera y avanza hacia él empujándolo hacia atrás con ademanes violentos, ante los cuales Kira solo sonríe más, sin inmutarse.
—¡Así que lo recuerdas! ¡Recuerdas lo que me dijiste anoche! Oh, maldito bastardo, esta me la pagarás...
—No, idiota, no lo recuerdo. Pero eso no tiene que ver; tú intentaste matarme en una ocasión y fallaste. Yo no cometeré el mismo error.—sisea Kira y Scarlett se detiene justo cuando estaba a punto de intervenir, porque su voz fue exactamente igual a la de Norian.
—¿Me estás amenazando? Me da igual lo que diga Dáranir, yo mismo te entregaré y si me dan el honor, seré tu verdugo.—contesta Julian, alzando los puños.
Kira para el puñetazo a tiempo y aprieta la mano, provocando que el muchacho de cabello castaño tenga que ahogar un grito de dolor.
—¡¿Pero qué estáis haciendo?! ¡Parad!—grita Scarlett, empujando a cada una a un lado para separarlos, mas solo consigue que se pongan de acuerdo en apartarla a ella del camino.—¡Sois como unos niños pequeños, por favor!
—Vete de aquí, Scarlett, no pintas nada—decide Julian, cabreado y se nota por el viento a su alrededor, que parece estar a punto de formar una ventisca.
—¡¿CÓMO QUE NO PINTO NADA?!—la furia de Scarlett sale de repente y coge a ambos por las orejas, acercando sus caras a la suya—¡Si os vais a portar como niños así os trataré! ¿Queréis dejar de pelear un momento y daros cuenta de que no tiene sentido?
Julian la aparta rápidamente de un manotazo, avergonzado por como lo ha humillado y rechina los dientes, tenso, preparado para pelear en cualquier momento.
Kira también la aparta y le lanza una mirada de burla al Elementar, como si fuera tan insignificante que no mereciera la pena ni fijarse en él.
—Ya cobraré mi deuda cuando no tenga que defenderte una chica.
—¡Eres un imbécil, Kira!—grita Scarlett, hecha una furia. Al ver la mirada de satisfacción de Julian se gira hacia él—¡Y tú también! ¡Dáranir ha aceptado a Kira a pesar de que sea un demonio así que tú deberías hacer lo mismo!
Julian la mira entrecerrando los ojos y la agarra del brazo, para acercarla a él y alejarla del híbrido.
—Al contrario que tú, Scarlett, yo pienso por mí mismo.
—¡Suéltame!
—¡Solo quiero protegerte!—dice Julian de repente y por supuesto, se sonroja, pero no la suelta, si no que la acerca aún más a él—Déjame protegerte.
Kira pone los ojos en blanco, se recoloca su gabardina negra y les lanza una mirada asesina a ambos, luego sonríe otra vez de esa manera que provoca escalofríos y se marcha andando camino a palacio.
Scarlett lo ve marchar, impasible, sin llamarle ni decirle que se quede. Si quiere ir él solito con el riego a transformarse, que lo haga. No es problema suyo. Sorprendida por no sentirse avergonzada al estar entre los brazos de Julian, se da cuenta de que está tan enfadada que no es capaz de sentir otra cosa. Lo aparta zarandeándose hasta que la suelta.
—No puedes decirme un día que ojalá me muriera y al otro que quieres protegerme—dice la pelirroja, clavando en él sus ojos verdes, impasible.
Nota como el cabreo de Julian va avanzando y sabe que su paciencia no durará mucho más.
—No. No...Scarlett, por la Diosa...¡sabes que no lo decía en serio! ¡Lo sabes! Mira...siempre que me he enfadado me has dado otra oportunidad...yo...tienes que seguir dándomelas. Me conoces, sabes que me cabreo fácilmente...y ese maldito demonio...¡No lo soporto! ¡Es verlo y querer matarlo!
—Y al parecer casi lo consigues.—responde ella, gélida.
—¡Oh, Scarlett!—Julian parece verdaderamente desesperado—¡Y él casi me mata a mí!
—¡Pero no lo hizo!
—¡No lo defiendas!
—¿¡Por qué!? ¿Por qué no puedo defenderlo a él pero a ti sí?
—¡Porque no puedo soportar que lo prefieras a él!
Silencio.
El enfado se pasa con unas simples palabras.
Scarlett ya no es capaz de sentirse enojada con Julian, no puede. No después de lo que acaba de decirle. Nota que su cara está a temperaturas que se considerarían altamente peligrosas y agacha la mirada.
Silencio.
***
Al fondo del pasillo, oculta entre las sombras está una mujer. No se sabe cuál es su aspecto, pues no se deja ver, solo que su voz es como la de un gato y ronronea de una forma alarmante y seductora.
La otra chica coge aire y avanza hacia ella, apartando el pelo azabache que tiene detrás de las orejas para ocultarlas. Sabe que ha hecho un buen trabajo y espera ser recompensada. Al instante, escucha justo lo que esperaba oír.
La mujer entre las sombras está fumando, porque el humo asciende hasta el techo.
—Quiero pediros algo más a cambio de mi trabajo...
—Adelante, pide—ruega la mujer con tono juguetón.
Anya sabe que debe andar con cuidado, la mujer entre las sombras no es cualquiera y si da un paso en falso todo se derrumbará.
—Dijisteis que alguien más se inmiscuiría entre Kira Madness y Scarlett Chevalier. Quiero saber quién.
Con la mujer entre las sombras no podías andarte por las ramas, tenías que ser directa. Lo había aprendido en sus primeros días trabajando para ella, cuando era tímida y miedosa. Tenías que ser valiente y decir las cosas sin contemplaciones. Solo así tendrías alguna posibilidad de gustarle.
—Bien, pides algo que puedo concederte. Buena chica.—una nueva bocanada de humo asciende—Precisamente tengo aquí a tu nueva compañera. No trabajaréis juntas, si no por separado, pero vuestra misión es la misma, excepto por el proceso. Espero que los resultados sean iguales. Pasa, niña, pasa.
Anya está a punto de echarse hacia atrás, pero se contiene.
Conoce a la persona que acaba de entrar.
Sería imposible olvidarla.
—Hola, Anya. Me temo que no tuve el placer de conocerte hasta ahora.
La mujer entre las sombras sonríe. No se le ve, pero ambas lo saben; se nota.
Luego, un chasquido.
Ya no hay nadie allí; las sombras están solas.